Nuevo Testamento
Lecturas Bautismo
LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
1. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que andemos en una vida nueva
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-5
Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el
bautismo fuimos sepultados con el en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si nuestra
existencia está unida a el en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la
suya.
2. ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-32.
Hermanos: Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado
conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para
que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamo; a los que llamó, los
justificó; a los que justifico, los glorifico. ¿Cabe decir más? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará
contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos dará todo con él?
3. Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12,12-13
Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo,
a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos,
esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos
hemos bebido de un solo Espíritu.
4. Los que habéis sido bautizados os habéis revestido de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 26-28
Hermanos: Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por
el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres,
hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús.
5. Un Señor, una fe, un bautismo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-6
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andáis como pide la vocación a la que habéis
sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con
amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo
Espíritu, como una sola es la esperanza de la
vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo,
que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. Bendito sea por los siglos de los siglos.
Amén.
6. Vosotros sois una raza elegido, un sacerdocio real
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-5. 9-10
Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios,
también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un
sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Vosotros sois
una raza elegido, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para
proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais
«no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos».
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